Abril – Semana Santa

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Con la primavera, llega el tiempo en que se rememora la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Con la muerte del Redentor, acaecida en el ocaso del Viernes Santo, las campanas enmudecen su voz en señal de duelo.

El Viernes Santo, el encargado de dar los toques para la Santa Misa es toda la chiquillería de la población, cada uno con su mazo o carraca de madera recorren el pueblo.

A las 12 se celebra el “Vía Crucis”.

Los fieles van desgranando una a una cada estación del Pasión de Cristo, que partiendo de la iglesia están distribuidas por todo el camino de la Alberca, para concluir en la puerta del cementerio con el entierro de Cristo.

Estos azulejos están colocados en 13 humilladeros de piedra de sillería. Su construcción la debemos al sacrificio y tesón demostrado por el párroco de entonces (1929) D. Constantino León. De su crónica nos llama la atención: “…Como escaseaban los fondos, no podía pagar estos gastos tuve que actuar de maestro albañil y trabajé no pocos días como un obrero. De paso diré que si algún sucesor mío quiere imitarme, lo haga esperando la recompensa de Dios y no la espere del pueblo…).

En el domingo de Resurrección existía una peculiar tradición: El “Ayunar de Traspaso” que consistía en un voto o promesa hecha por algún vecino ante alguna enfermedad grave o quebranto económico. Consistía en ir a comer todo el domingo a casa de la persona -familiar o no- que más enemistad o aversión le tenga.

En la procesión del “Encuentro”, los hombres portan a hombros la imagen del Niño Jesús e inician la procesión por la calle Progreso hasta la calle Real esquina Procesiones en donde se realiza el Encuentro con la Santísima Virgen que es portada por las mujeres. Aquí se colocaban los “Judas” que eran peleles confeccionados con ropas viejas rellenas de paja que simbolizaban al diablo. Al paso de la procesión eran sacudidos queriendo escenificar con ello la rabia que sentía el maligno ante el triunfo sobre la muerte del Hijo de Dios.

Los más jóvenes, se van de Mona. El Hornazo es una torta hecha con masa de pan, decorada según el gusto de la persona que lo confecciona. Huevos cocidos, chorizos, longanizas. La madrina obsequia a cada ahijado con su correspondiente HORNAZO.

También era costumbre regalar la municipalidad el “Hornazo Cuaresmal” al Sr. Cura Párroco.

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