Origen e Historia
A falta de otros hallazgos arqueológicos y las precisiones a que nos lleven los hasta ahora encontrados en una docena de yacimientos (cuevas, abrigos, aire libre…) podemos afirmar que el poblamiento de estas tierras arranca desde la etapa prehistórica llamada Calcolítico (Mesolítico la llaman otros), con una antigüedad calculada entre unos 6000 – 5000 antes de Cristo.
Entramos en la Historia encuadrados en las tribus indígenas ibéricas de los Olcades, las que encontraron los romanos en sus conquistas unos 3000 años antes de Cristo. Ignoramos si hubo asentamiento en el solar que ahora ocupa el pueblo, pero sí sabemos que lo hubo en el paraje llamado “El Toril” o “El Castellar” y otros… De las escasas prospecciones arqueológicas sabemos que hubo asentamientos árabes en “Los Villares”, en “Fuente del Villar”, en “Los Cubos” (torre Ben Gamar), en “Torre de don Alonso”. Si fuesen ciertas las noticias de la “Guía Larrañaga”, Fuentelespino sería también la posada donde pernoctaba don Rodrigo, el Cid Campeador, en sus viajes desde Valencia a Molina de Aragón.
Conquistada Cuenca (1177) y luego Moya (1183) pasan estas tierras por los meandros de la Historia siendo, en tiempos, Señorío, Realengo y últimamente Marquesado por creación de los Reyes Católicos a favor de sus leales servidores don Andrés de Cabrera y doña Beatriz de Bobadilla (tras no escasos avatares, este título está hoy vinculado a la Casa de Alba).
Por fehaciente documentación sabemos también que: “…Al poniente de la Villa de Moya y distante una legua y cuarto, se halla Fuente el Espino, con 116 vecinos. Tiene una iglesia moderna de buena fábrica, las Granjas de Arriba y Abajo a la margen de un arroyo; las Torres de don Alonso y la de Ben-Gamar, propia también de Santiago. Abunda en su término la más fina tea de la Serranía, de pasto, de fabricar pez, y por fruto singular es celebradísimo el de los nabos, los que son tan suaves que apenas se les conocen las fibras y tan delgados como los fideos, con los cuales se confunden en los cocidos. Está Fuente el Espino en una loma, aunque no muy alta, pero sí muy fría y su origen no lo tiene conocido…”
(Relaciones enviadas a Tomás López. A.H.N. Mss7309.Toledo Fol. 402-407)