28 de Diciembre – Los Santos Inocentes

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Julián Junquero nos recoge en uno de sus escritos dicha tradición muy arraigada en el pueblo y recuperada recientemente.

animeros

DEVOCIÓN  A LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO
RECAUDACIÓN DE FONDOS
ALMONEDA
BAILE DE LAS ANIMAS

No podría precisar con exactitud en que momento empezó a ponerse en práctica esta original tradición. Supongo sería a finales del siglo XVIII o principios del XIX. La devoción popular a las ánimas del purgatorio haría que se crease un número de personas encargadas de allegar fondos destinados a esta noble creencia; de hecho la iglesia parroquial tiene un altar a la entrada con un cuadro central representando a las ánimas que están en el purgatorio donde un par de ángeles les ayudan a subir al cielo, presidido por Dios Padre.

Por lo que yo recuerdo en mis años de niñez (de 1940 al 50), todos los años, al llegar la primera semana de noviembre, a continuación del DÍA DE TODOS LOS SANTOS y DÍA DE LOS DIFUNTOS, se hacía un NOVENARIO DE MISAS por la mañana, y por la tarde se rezaba el rosario con una lectura especial para cada día, que se mezclaba con unos cánticos muy conocidos y populares que entonaban todos los asistentes:

“… Por las ánimas benditas
todos debemos rogar
que Dios las saque de penas
y las lleve a descansar…”

Diariamente la novena terminaba con unos responsos cantados en latín y el PATER NOSTER (Padre Nuestro) frente al Cuadro y altar indicado, junto con la aspersión con agua bendita por parte del sacerdote.

Así se continuó haciendo esta novena y ambientación litúrgica hasta los años 50, después solo ha quedado la tradición de la novena de MISAS, que todavía se sigue haciendo por el “eterno descanso de todos los difuntos”.

Para recaudar fondos se realizaban una serie de actos que tenían lugar en la última semana del año.
Yo lo que actualmente recuerdo es que esta colecta o recaudación la llevaban a cabo miembros jóvenes de varias familias del pueblo, al parecer de cierta raigambre religiosa:

  • Familia Junquero Saez: sus hijos varones Justo, Francisco y Jesús fueron los últimos que encarnaron el ANIMA SOLA,  Aún recuerdo ver por mi casa el típico traje y la campanilla que anunciaba su presencia.
  • Familia Baltasar Cano (abuelo de Marcos, Anastasio, Regino…)
  • Familia del tío Leandro (abuelo de Pedro Soriano, Milagros, Angeles)
  • Familia de Luciano de la Sierra (abuelo de Vicente, Angel y José Cano, José Vicente Pérez de la Sierra)
  • También recuerdo ver al tío Lázaro y su hijo Juan, así como a mi suegro el tío Esteban Gómez.

Este acto, de ir pidiendo por el pueblo, iba precedido por un tamborilero que anunciaba la presencia inmediata de los ANIMEROS, con su redoble continuado y que, de vez en cuando, entonaba típica y original melodía:

“…Por las ánimas benditas
siri si sí, siri si sí
vamos cantando vamos cantando
“pa” que las pobrecitas
siri si sí, siri si sí
no estén penando, no estén penando.

A esta especie de procesión nos uníamos toda la chiquillería del pueblo que les acompañábamos en su recorrido.

El primero que recuerdo tocar el tambor fue el tío Inocente Cano, padre de Inocente, Amado, Marcial y Angelina, después lo hizo Anastasio, que todavía conserva este instrumento y espero lo pueda tocar en lo sucesivo, si logramos rememorar y actualizar dicha tradición.   

Como anteriormente indico, detrás del tamborilero iban cuatro o cinco ANIMEROS que cubrían su cabeza con un típico gorro, llevando unas grandes alforjas al hombro y una cesta bajo el brazo. A veces también alguno llevaba una talega o costal (bolsa de lona estrecha y alargada) donde iban depositando todo cuanto se les entregaba: trigo, cebada, avena, maíz, etc. También se recogían patatas, cebollas, calabazas, mazorcas de maíz y todo cuanto en el pueblo se cosechaba.    

Esta especie de colecta por el pueblo, se hacía todos los años invariablemente el día 27 de Diciembre por la tarde, continuándose al día siguiente por la mañana (festividad de los Santos Inocentes), pero este recorrido iba ahora precedido del ANIMA SOLA, que de una manera silenciosa, anunciaba su presencia con una campanilla que repicaba insistentemente en todas las puertas.   

La indumentaria del Ánima Sola era un tanto curiosa: sobre la cabeza llevaba un gorro parecido al de los Animeros y el traje también de confección original y suficiente amplitud para poderlo sobreponer encima del que normalmente se vestía.   

Su recorrido por las calles del pueblo se hacía en un absoluto silencio, sin que pronunciara “una sola palabra” yendo una y otra vez a vaciar la colecta conseguida al lugar donde se guardaba.   

Era también costumbre y tradición el rezo de un PADRE NUESTRO en todas las puertas en donde había animeros fallecidos, cesando para ello el toque del tambor y descubriendo su cabeza de los típicos gorros.Igualmente el día 27 y 28 por la mañana se decía una misa en sufragio de los animeros vivos y difuntos en cada uno de estos días.

LA ALMONEDA

El 28 de Diciembre, a primera hora de la tarde se reunía la mayoría de la gente del pueblo en la plaza (actualmente denominada del Escultor Luis Marco Pérez) y en la puerta de la “tía Emilia”, hoy puerta de Milagros Soriano, sobre una mesa de “matar los gorrinos” subía una persona del pueblo, un animero, que imitando a aquellos charlatanes que con frecuencia visitaban los pueblos, iban subastando cuantas cosas habían sido entregadas como limosna a los animeros y al ánima sola.

Recuerdo que la mayoría de los años fue Inocente Cano, le daba un tono alegre y simpático incluyendo chistes o anécdotas relacionados con el objeto subastado.

Se empezaba con los típicos rosarios, hechos con palomitas de maíz, que simulaban las cuentas, colocando un higo, castaña, galleta, magdalena con que se pasaban los misterios.

También se subastaban tortas, un tanto originales, que simulaban parejas en tono picante destacando o exagerando sus respectivos atributos. Se continuaba con patatas, cebollas, “panojas de maíz” que en grandes “cuelgos” se exponían en puertas y ventanas, así como las “patas de cerdo”. Si no se terminaba la subasta se continuaba el día de Año Nuevo por la mañana, después de la salida de misa, momento aprovechado para adjudicar al mejor postor cuantos productos quedaban pendientes de subasta.

BAILE  DE LAS ÁNIMAS

Al atardecer del día 28, una vez terminada la Almoneda se realizaba otro acto original y gracioso “El baile de las Animas”.

Se contrataba de antemano un músico “acordeonista”, del pueblo u otros limítrofes. A este baile iba mucha gente: jóvenes, casados, mayores… junto con los 4 o 5 animeros, que cubiertos siempre con el típico gorro tenían potestad para ejecutar cualquier orden que solicitara la gente mediante la entrega de unas monedas: parar la música, cambiar de pasodoble a vals (corrido), tango, cambiar de pareja, bailar el o ella con la pareja propuesta, echar a la calle, etc; así se hacían infinidad de formas raras que, lógicamente había que pagar una cantidad superior a la ofrecida para no realizarla.

Era frecuente que las mozas y los mozos que estaban enemistados por cualquier desliz amoroso se tratara de que bailasen y pudiesen reconciliarse de nuevo.

El baile terminaba ya anochecido interpretando el acordeonista un vals (corrido), con el cual finalizaba su actuación.   

A continuación los animeros juntaban el dinero recaudado por cada uno que incrementaba un poco el recogido anteriormente en la subasta, entregando al depositario de la llamada “Junta de las Animas” que utilizaba a lo largo del año para cuantas necesidades surgían, principalmente al pago de Novenario de Misas  en la primera semana de Noviembre.

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