El Cabrío
La mayoría de las familias solían tener una o dos cabras que servían para obtener la leche que tras un ordeño diario cubrían las necesidades de los jóvenes y mayores.
Una persona del pueblo se encargaba diariamente de cuidar este ganado “cabrío”. Todos los días se sacaban estos animales a un lugar denominado el “prao”, allí ya juntos todos se cuidaban por este hombre llevándolos a los lugares con más pasto: el Calarizo, las Pilillas, la Dehesa Vieja y otros muchos. Por la tarde (sobre la puesta del sol) todo el mundo acudía a recoger sus respectivos animales.