Amasar el pan

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Desde principios del siglo pasado o quizás antes existieron los “hornos de pan cocer”.
Las amas de casa, madrugando bastante, preparaban la masa del pan para llevarla al horno. En todas las viviendas había una pequeña habitación que llamaban “cuarto del cernedor” con la “artesa”, ”los cedazos”, la varilla de cerner, escriños, “maseras”, mandiles del horno, rasquetas, escobilla.
En esta pequeña habitación se preparaba la masa para llevarla al horno envuelta en «la masera» y en un amplio escriño se dejaba en el horno aguardando turno hasta que fermentara. Apoyadas en una gran mesa las mujeres iban separando la masa en trozos para hacer los panes que una vez crecidos por la levadura, convenientemente redondeados iban introduciendo en el horno. Ya cocidos los guardaban en sus escriños para llevarlos a casa.
El número de unidades cocidas solía ser de 10 a 15, dependiendo de los miembros que formaban la familia. El pago del importe abonado por su faena a la hornera consistía en un pan de tamaño variable según los panes cocidos, a este pago se le llamaba “poya”

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